miércoles, 10 de diciembre de 2008

Enamorarse: cuestión de química

Hoy os vamos a hablar de un tema totalmente médico (eh, que el enamoramiento se estudia en Sexología, disciplina que se estudia como optativa en algunas facultades de Medicina). Advertidos quedáis de que tiene abundantes dosis de ironía y empalagamiento (sí, id a por una dosis de insulina rápida, quizá la necesitéis).

¿Qué nos pasa cuando nos agilipollamos, perdón, nos enamoramos?
Pues para e
mpezar no paramos de tener pensamientos repetitivos con nuestra parejita que invaden la conciencia, el famoso “no me lo puedo quitar de la cabeza”. Se produce también una idealización de nuestra media naranja, de tal forma que parece que de repente todo lo hace maravillosamente, nadie cocina mejor, nadie anda con más garbo, nadie viste con más elegancia (suspiros). Aparece un deseo de conocer mejor a nuestro amor, de saberlo todo-todito-todo, amén de querer que nos conozca mejor que nadie. Lo necesitamos. Además de amar queremos ser amados, y nada de mirar a otros posibles candidatos, ¿eh? Que si no, nos entran los celos.

Eso sí, ellos no dejarán de mirar a otras aunque esté
n enamorados. En cambio ellas sólo tendrán ojos para su amorcito. Y no es esa la única diferencia, parece que los hombres se enamoran más rápido que las mujeres, y pueden llegar a ser muy apasionados al contrario de lo que se suele pensar.

Además no son ambos iguales en lo que a celos se refiere. A ellos les duele más una infidelidad de tipo sexual, es decir, que ella practique sexo con otros (60 %). Ellas en cambio, lo que menos soportan son las infidelidades de tipo emocional, es decir, apego emocional de la pareja con otra posible pretendiente. Esto es lo que podemos deducir al menos de las investigaciones de Buss (citado en Pervin, 1998, p. 151). Aunque nuevas evidencias parecen poner en duda estas afirmaciones (Lishner et al., 2008).

El enamoramiento se acompaña de atracción sexual y también de una predisposición a ayudar en lo que desee esa persona tan maravillosa detrás de la que and
amos. Vamos, si nos pide que aplaudamos con la oreja y no sabemos, hacemos el cursillo pertinente para aprender a hacerlo, faltaría más, ois.

¡La de historias que se nos pueden ocurrir! Y es que otra cosa no, pero imaginarnos situaciones ficticias nos encanta. Situaciones en las que nosotros somos los protagonistas junto con nuestra pareja, la imaginación echa a volar y nos podrían contratar como protagonistas de telenovelas pastelosas. Aunque estas fantasías suelen ser algo diferentes en ellos y ellas. Ellos meten algo más de contenido sexual que ellas, o al menos eso es lo que dicen (otra cosa es que sea cierto...coff, coff).

No sólo
nos gusta imaginarnos con la persona que queremos, sino que intentamos estar el máximo tiempo con ella, aunque sea para hacer algo que no es lo que más nos guste, que si a tí no te gusta ir a la montaña y tu novio está en un club de montañismo, tú vas aunque sea con tacones y te ganes el apodo de Barbie Montañera, y si te duermes en el teatro pero a tu novia le encanta ver Otelo representado, tú vas aunque te tengas que tomar doce cafeles seguidos y hacer un sobreesfuerzo por no bostezar ni ponerte a mirar el techo.

Tenemos siempre muy presente a la persona amada. Si recordamos cómo funciona la memoria, tendemos a recordar mejor aquello que repasamos con mayor frecuencia y aquello que es importante para nosotros. Y es que nos tiramos todo el día pensando en nuestro amor, y además no hay nada más important
e, tenemos un examen al día siguiente y estamos con el hilito de baba colgando, recordando ese lunar tan bonito (suspiro)

Por eso, cuando a algún enamorado le hacen el juego ese en el que preguntan: “dime el primer nombre de alguien del otro sexo que te venga a la cabeza”, la respuesta suele ser el nombre de su amorcito. ¿Nunca os habéis encontrado con este tipo de juegos? Luego se sorprenden mucho cuando les dicen que la solución es, que el nombre que han pensado es el de la persona a la que quieren (claaaaaro, claaaaaaro). Y es que cualquier cosa nos recuerda a esa persona especial, abres el bote de colacao y recuerdas que tu cielín se toma uno cada noche antes de irse a la cama a soñar contigo.

Aparentemente también podemos tener falta de atención, y es que puede que la atención esté constantemente en otra parte. Es lo que se llama falso déficit de atención debido a que nuestra atención se focaliza de forma continuada en nuestra querida pareja. Vamos, lo que se conoce popularmente como estar a por uvas o estar en la parra.

Es curioso ver también có
mo nos comportamos. Sonrisas nerviosas cuando nos cruzamos con la persona deseada. Miradas tímidas en ellas. Miradas directas en ellos, con miradas poco frecuentes y de larga duración. Cierto descontrol y torpeza. Podemos encontrar aquí un vídeo sobre el tema.

Y que nadie nos lleve la contraria o nos impida ver a nuestro amorcito, porque el amor puede llevarnos fácilmente a crecernos ante las dificultades, y puede que los sentimientos se vuelvan más intensos. ¿Acaso las grandes historias de amor no fueron sobre amores prohibidos? ¿Hubieran dado para tanto Romeo y Julieta si hubieran podido contraer matrimonio?

Hasta ahora nuestra experiencia personal, pero, ¿qué pasa por dentro? ¿Qué ocurre exactamente en esa fiesta que se montan a nuestra costa las hormonas y los neurotransmisores?

En un principio se da la atracción, el flechazo, ese momento en el que dos personas se miran y "uis, siento maripositas en el estómago". En ese momento, el cerebro produce cantidades ingentes de feniletilamina, un compuesto de la familia de las anfetaminas que, curiosamente, se encuentra en cantidades generosas en el chocolate ( de ahí que cuando se rompa una relación sea un recurso muy socorrido, junto con las tarrinas de medio litro de helado, aunque se duda que haya cantidad suficiente para provocar ese efecto y quizá sea más efecto placebo que otra cosa). La feniletilamina causa la euforia y la excitación inicial, ese estremecimiento que nos entra cada vez que vemos a la persona que nos atrae, esas maripositas en el estómago. Además, da comienzo a todo el proceso: se segregan cantidades mayores de dopamina que es la encargada de los mecanismos de refuerzo que nos llevan a repetir aquello que nos da placer, como besar a nuestra pareja, nos motiva a estar más tiempo con ella, además de prolongar esa sensación de placer, emoción y euforia junto con estar más pendiente de todo lo que atañe a nuestra media mandarinita; la adrenalina, que nos pone el corazón acelerado en cuanto vemos a nuestro cariñín o nos hace ponernos a dar saltitos por la habitación como quinceañeras cuando recibimos un sms del cariñín dichoso, además de disminuir drásticamente el apetito y dar una vitalidad increíble. También se dispara la oxitocina, encargada del deseo sexual y del estrechamiento de los lazos afectivos. Todos estos neurotransmisores combinados forman un cóctel explosivo que hace que nos tiremos horas hablando y "sumergidos en las mieles del amor y la pasión", por decirlo poéticamente, sin cansarnos ni tener sueño. La vasopresina también hace de las suyas, y es que está muy relacionada también con el enamoramiento y los lazos afectivos, al igual que la oxitocina. Y que no se nos olvide la testosterona, incitadora del deseo sexual.

Sin embargo, esa borrachera amorosa no dura toda la vida, sino que llega un momento en el que nos hacemos resistente a ese cóctel explosivo, q
ue los receptores que hay en el cerebro para esos neurotransmisores se saturan y no dan más de sí, con lo que la respuesta es menor o nula. Es entonces cuando hacen su efecto las endorfinas, que son las que nos dan esa sensación de sosiego, de calma, de estabilidad, pasando del enamoramiento explosivo y brutal al amor tranquilo y sereno. También conservan un papel importante en esta fase la oxitocina y la vasopresina, encargadas como hemos mencionado de los lazos afectivos.

Hablando de estructuras encefálicas relacionadas con el enamoramiento podemos decir que tiene gran importancia el circuito de Papez en el sistema límbico. ¿Lo cuálo? Que nadie se asuste: el circuito de Papez es el nombre que recibe un conjunto de estructuras nerviosas dentro del cerebro que se encargan de las emociones. Además, también es importante el Área Ventral Tegmental, en el tronco encefálico (porque modula el circuito de Papez). Para verlo mejor, pinchen en la imagen de la izquierda.

Sin embargo, también la corteza cerebral tiene su papel, de hecho ¿no es ahí en la corteza donde comienza el enamoramiento? Podemos encontrar un vídeo interesante sobre todo lo mencionado aquí. (Si alguien se ha liado en este apartado, que no se preocupe, que levante la manita y nosotros aclaramos lo que haga falta)

¿Soy superficial? ¿En qué me fijo, en el físico o en la personalidad?
Supongo que este comentario nos lo han hecho alguna vez a todos. Y es que parece que está mal visto casi, que alguien se fije en otra persona p
or su aspecto físico. Igual ayuda para ver este punto, ponerlo en perspectiva y analizar qué es lo que hacemos la mayor parte del común de los mortales. La mayoría de nosotros, ¿nos fijamos en el físico o en las cualidades personales más intangibles?

Los modelos basados en pasos a modo de filtros, proponen que ni una cosa ni la otra. Que lo primero en lo que nos fijamos al buscar pareja es en el aspecto físico, pero que esto es sólo el primer paso. Es decir, que tener buen físico suele ser normalmente un requisito, pero no algo suficiente.

No nos fijamos por lo tanto en el físico o en la personalidad. Nos fijamos primero en el físico y luego, pasado el “filtro”, ya buscaremos en otros aspectos. Pero si la persona no nos atrae físicamente lo más mínimo, poco se puede hacer. Por lo menos es así en la inmensa mayoría de los casos.

De hecho Zeki (2007) comenta cómo el enamoramiento, el amor erótico y la belleza están relacionados. Y es que en los tres parecen trabajar áreas comunes como son el cortex orbitofrontal, el cortex cingulado anterior y la corteza insular.

Podemos estar tentados en pensar, que pueden existir diferencias en la importancia que se le da al atractivo físico, entre un sexo y otro. Sin embargo, en un estudio reciente (Johnsson et al., 2008), se comenta que las diferencias entre sexos en la demanda de atractivo físico en la pareja, parecen frágiles e influenciables por factores culturales.

Algunas ideas curiosas sobre el enamoramiento
La fisiología del amor y las emociones ha sido bastante estudiada. Stanley
Schachter fue uno de los primeros en proponer una teoría fisiológica cognitiva de la emoción junto con Jerome Singer, en la cual según él en el enamoramiento intervienen la activación determinados mecanismos como los del circuito de Papez, el sistema simpático, hormonas… Cuando las personas perciben estas reacciones fisiológicas, ese revoltijo de sensaciones y emociones, interpretan qué es lo que les está pasando. Es lo que se conoce como la teoría de la activación cognitiva de Schachter-Singer.

Si la razón es clara la interpretación tenderá hacia esa explicación, si la razón no es tan evidente, la explicación será construida por el sujeto en parte en base al entorno (el contexto) y su experiencia previa. Por ejemplo, si damos a un grupo de personas una droga que les provoque taquicardia y efectos euforizantes, y les explicamos que es debido a una droga, ellos se explicarán a sí mismos que lo que sienten es por la droga que les han dado. Sin embargo, si les damos exactamente la misma droga pero no les comentamos nada, ellos dirán que simplemente están eufóricos. Si no les explicamos nada y en el momento en el que están eufóricos por los efectos de la droga, les presentamos una moza (o un mozo) de buen ver...pensarán que Cupido pasó por allí y por eso están así de felices.

Existe un curioso experimento hecho por Dutton y Aaron (1974) que no deja de ser intrigante. Hicieron que una atractiva encuestadora se pusiera a pasar cuestionarios en dos puentes diferentes. Uno bien seguro, bajo, de hormigón, que cruzaba por encima de un riachuelo. El otro era un puente colgante de madera, que cruzaba un cañón peligroso.

En el medio de ambos puentes la entrevistadora les comentaría a los hombres si podía hacerles unas preguntillas. Después de las preguntas, la mujer daba su número de teléfono para que aquellos que quisieran conocer en qué consistía el estudio pudieran llamar y enterarse. La hipótesis de los investigadores consistía en que una mayor activación fisiológica producida por estar en un puente de madera sobre un cañón peligroso, sería interpretada por muchos como una reacción a la encuestadora. ¿Sería cierto? No sé, pero el caso es que muchos más hombres de los que cruzaron el puente de madera llamaron y muchos de ellos por lo visto la invitaron a salir.

Este experimento es curioso, pero ¿qué hay de verdad en todo esto? De las causas de lo ocurrido en el experimento no sabríamos qué decir, pero parece ser
que de alguna forma sí que se realiza una interpretación de las emociones, como en el caso del enamoramiento, es decir, sentimos algo e intentamos explicarnos a nosotros mismos por qué estamos así. Dicha interpretación podrían tener cierta influencia en la forma en que las personas lo experimentan. Además, en gran medida esa interpretación puede estar mediada por factores culturales. Las formas de manifestar dicho amor en sociedad también pueden variar en función de la cultura, pero la naturaleza última del mismo es la misma.

Por otra parte el aprendizaje previo de una persona puede tener que ver también en el proceso de enamoramiento. Todos hemos visto en el cine cómo alguien se enamora de una persona que le recuerda a otra que perdió. Podemos encontrar interesante este vídeo al respecto (bueno, se habla de otra cosa, pero guarda cierta relación). ¿En qué medida puede nuestro aprendizaje llevarnos al amor? De ahí que se diga que la experiencia es un grado y que con el tiempo vamos aprendiendo qué nos gusta, qué no nos gusta y qué debemos tener en cuenta a la hora de evaluar a un/a posible candidato/a a media mandarina.. Puede que incluso de forma más o menos inconsciente, planifiquemos o tengamos una idea formada no sólo de quien queremos enamorarnos, sino también de las circunstancias en las que nos gustaría enamorarnos.

Pero, enamorarse, ¿es algo exclusivamente humano? ¿Qué sentido tiene el enamoramiento en los animales?
El cortejo animal, previo al apareamiento en muchas especies es en cierto sentido muy parecido al ritual que llevamos a cabo los humanos: antes del apareamiento físico, los machos (en general) tienen que conquistar, a la hembra, convencerla de que él es “el mejor de los mejores”, “nena, elígeme, porque yo lo valgo”. En los humanos sigue siendo el hombre quien inicia las relaciones heterosociales. Hoy día el 90 % de las ocasiones sigue siendo la frecuencia con la que el varón realiza el acercamiento. De hecho el factor que más se relaciona con un mayor número de citas en ellos, es el número de veces que intentan iniciar una relación heterosocial. Para ellas sin embargo, el factor, o uno de los factores que más se relaciona con el número de citas que tiene, es el tamaño de su red social. Es decir, conocer a “muchos chicos” que puedan querer iniciar una relación.

Los cortejos de muchos animales tienen el mismo sentido, la intención de
convencer a la hembra para cumplir el dicho de que todo ser vivo nace, crece, se “enamora” perdidamente, se reproduce, etc. Es un fenómeno que forma parte del instinto reproductivo animal. El cortejo animal sirve para que los individuos se busquen, se reconozcan, “se enamoren” y copulen. Este instinto reproductor es tan fuerte, que a los machos de algunas especies animales tienen que realizar verdaderas hazañas, y a muchos de ellos les cuesta la misma vida. Tenemos ejemplos muy claros de esto en las arañas (Lactrodectus mactans) y las mantis (Mantis religiosa).

Algunas especies de animales que realizan cortejo son aves como la espectacular
“rueda” de las avutardas (Otis tarda); los largos cortejos y de los leones (Panthera leo), que son capaces de copular cada 20 minutos durante unos 5 días, los jabalíes (Sus scrofa) y los cerdos (S. scrofa domestica) antes de copular pueden darse, literalmente, besos en la boca; cortejo en insectos y aves. Se esmeran y esmeran, siendo auténticos galanes que convencen a la damisela de turno para envejecer juntos y ser felices como lombrices.

Visto lo anterior podemos afirmar que el “enamoramiento” forma parte del cortejo animal, y sirve para seleccionar al objeto sexual y fijar la atención de manera persistente y obsesiva en él hasta conseguir el fin del proceso que es la cópula o coito, para reproducirse y cumplir su papel de perpetuarse a través de las crías.

Aunque los comportamientos anteriores no necesariamente están relacionados con la monogamia y con la fidelidad a una sola pareja, en el fascinante reino
animal podemos encontrar múltiples ejemplos de animales monógamos y fieles, machos de una sola hembra. La monogamia en animales puede ser presentada como una alternativa social que posibilita la cooperación de ambos progenitores en el cuidado de las crías. Esta teoría conocida como “papá en casa” garantiza la paternidad e impide la copulación de “su” hembra con otros machos. Un ejemplo lo encontramos en la marta (Martes martes), los cuales son capaces de prolongar el apareamiento hasta ocho horas para asegurarse de no compartir a “su” hembra con otros machos y así asegurarse de que ese hijo es efectivamente suyo, sin duda alguna.

Algunos de los animales más conocidos por su “fidelidad” y su amor por una sola pareja a lo largo de su vida son los albatros (Diomedeidae), lobos (Canis lupus), águilas (Accipitridae), búhos (Strigidae), ballenas (Misticetos), y algunos antílopes como el dik-dik (Madoqua sp.)

Los albatros sólo ponen un huevo cada vez que crían, que suele ser cada dos años, además utilizan el mismo nido toda la vida.

Los bonobos (Pan paniscus) cuando se enamoran se van a vivir juntos para criar a sus pequeños.

Por último, se podrían comentar algunas reflexiones del genial Richard Dawkins, en su obra “El gen egoísta”, donde nos explica como algunos comportamientos típicos del “enamoramiento” podrían ser explicados en términos reproductivos y del “egoísmo” de los genes. “ (…) Cabe suponer, por lo tanto , que cada miembro de la pareja tratará de explotar al otro, intentando forzar al compañero a invertir más en sus hijos. Idealmente lo que a un individuo debiera “agradarle” (no me estoy refiriendo a goce físico, aun cuando también podría darse) sería copular con tantos seres del sexo opuesto como fuera posible, dejando al compañero o compañera que criase a los hijos. (…) (…) Ya se ha sugerido que una hembra puede rehusarse a copular con un macho que no le haya ya construido un nido, o al menos ayudado a hacerlo. En realidad es el caso de muchos pájaros monógamos, en que la copulación no tiene lugar hasta que el nido ha sido construido. El efecto de lelo es que en el momento de la concepción el macho ha invertido en la criatura bastante más que sólo sus baratos espermatozoides. (…) (…) Exigir a un macho pretendiente que construya un nido es para una hembra una forma efectiva de atraparlo (…)”

La verdad es que leyendo la última frase de los extractos de “El gen egoísta” se pierde mucho del romanticismo que emana la evocación de la escena del esforzado pajarito macho construyendo un nido para agradar y enamorar a su hembra… y resulta que es que la hembra lo que hace es asegurarse de que el pájaro en cuestión no se largue después de la cópula, dejándola con los huevos o polluelos…

Y siguiendo con el “enamoramiento” de los animales, podemos ver un interesante vídeo sobre el enamoramiento en ballenas.

Pero, ¿realmente se enamoran los animales? Como conclusión a la pregunta, tal vez tengamos que señalar que el enamoramiento, depende de como se entienda, puede ser algo humano solamente. Pero algo muy parecido por lo menos, parece que ocurre en el mundo animal, y que sirve para explicar en parte lo que nos pasa a nosotros.
Podemos ver un vídeo interesante que habla sobre el tema aquí.

Para terminar y dejar buen sabor de boca, unas enternecedoras fotos de animales
y una cita de Antífanes, "Hay dos cosas que nadie puede ocultar: que está borracho o que está enamorado".

Fuentes:

Dawkins, R. (2002). El gen egoísta. Barcelona: Salvat Ciencia.

Dutton, D. & Aron, A. (1974). Some evidence for a heightened sexual attraction under conditions of high anxiety. Journal of Personality and social psychology, 30, 510-517.

Esch, T. & Stefano, G.B. (2005). The Neurobiology of Love. Neuro Endocrinol Lett. Jun;26(3):175-92.

Johnsson, J.I., Gustavsson, L. & Uller, T., (2008). Mixed Support for Sexual Selection Theories of Mate Preferences in the Swedish Population. Evolutionary Psychology, 6(4), 575-585.

Lishner, D.A., Nguyen, S., Stocks, E.L. & Zilmer, E.J. (2008). Are Sexual and Emotional Infidelity Equally Upsetting to Men and Women? Making Sense of Forced-Choice Responses. Evolutionary Psychology, 6(4), 667-675.

Pervin, L.A. (1998). La ciencia de la personalidad. Madrid: McGraw-Hill.

Punset, E. (2007). El viaje al amor. Barcelona: Ediciones Destino.

Reeve, J. (2001). Motivación y emoción. Madrid: McGraw-Hill.

Sternberg, R. & Barnes, M.L. (1988). The Psychology of Love. USA: Yale University Press.

Zeki, S. (2007). The Neurobiology of love. FEBS Letters, 581, 2575-2579.


Fuentes en internet:

Wikipedia
http://javarm.blogalia.com/historias/22396
http://imperiocorleone.wordpress.com/2008/01/26/la-quimica-del-amor/



Artículo escrito por Sophie, Carlos y Héctor. Revisado por Brainy.

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15 comentarios:

Carlos Lobato dijo...

Pedazo de superpost que nos hemos currado chic@s! jejejeje. Mola mucho como han quedado las fotos repartidas, complementan muy bien cada una de las partes del texto. Un saludo y un placer haber trabajado codo con codo para sacar adelante a la criaturita... ;)

Anónimo dijo...

Un placer como siempre para mí también Carlos.

Un abrazo ;)

Anónimo dijo...

Más bien que hemos parido, jaja, anda que no le hemos dado vueltas, pero al final ha quedado precioso :) Un placer, caballeros w

dani-elornitorrinco dijo...

Mi enhorabuena a los tres. A mí me ha tenido pegado a la silla hasta el final. Me ha gustado cómo está ordenado por capítulos, y cómo mezcla sentido del humor con rigor científico. Pues eso, gracias por este trabajo y mi enhorabuena.

P.D: ¿sabéis de algún puente de madera que cruce un gran cañón cerca de Madrid? Se me ha ocurrido irme para allá con un cuestionario ;-)

Anónimo dijo...

uauuu que largoo,que bien documentado.De este tema sé algo y además algún trabajo he tenido que hacer si no recuerdo mal .A mí siempre me ha llamado la atención si podía hacerse algo para enamorar a las chicas jaja,pero luego pienso que eso es trampa y no está biena

Anónimo dijo...

Os ha quedado genial, sophie, Carlos y Hector. Ahora comprendo porque habeis tardado tanto en hacerlo; se nota el curre XD
Espero que no os importe que oshaga un par de preguntillas:
Sophie (o Hector, no estoy seguro), ¿la feniletilamina que se ingiere con el chocolate (Humm...) no se disocia durante la digestión? Si es así, no creo que contribuya mucho para sobrellevar las penas. Quizá el azucar que lleva, tambien el helado, sea más efectivo.
Carlos, de acuerdo contigo en que lobos, aguilas, albatros y demás se distinguen por su fidelidad; pero ¿los delfines?

Anónimo dijo...

Dani, muchas gracias. Puentes no sé, prueba el balcón de un octavo piso, jaja, que eso da algo de vértigo, ahí asomaditos ;)

Alvaro, depende de la chica porque a cada una le enamora algo diferente, pero curiosamente el mostrarse uno tal como es, con mucho amor propio, sencillez, todo eso combinado con ser un caballero suele funcionar bastante entre mis amigas y yo misma ;)

Darkro, esa pregunta me la hice al elaborar esa parte, pero no encontré una respuesta fiable sobre el tema, por eso dejé eso en suspenso :) Yo tengo la hipótesis de que es más efectivo el azúcar que lleva el chocolate que la feniletilamina en sí, pero no tengo referencias en las que basarme, por lo que no puedo afirmarlo de forma precisa :)

Carlos Lobato dijo...

Darkrosalina: Cierto lo que dices, se me colaron los delfines, la verdad es que quería comentar algunas curiosidades de la conducta sexual de los delfines y cuando dejé esa pequeña lista de animales monógamos no los quité de ella.
No conseguí encontrar ninguna referencia de monogamia en cetáceos, pero la busqué porque recordaba que había algo sobre este tema en delfines de río (Inia sp.) , de un trabajo de etología que hice en la facultad...
Intentaré buscar dicho trabajo a ver si estoy en lo cierto.
Gracias por el aviso amigo!

Dani, Álvaro, Darkrosalina: Me alegra mucho que os haya gustado! ;)

Anónimo dijo...

Dani, vete a ver una peli de miedo al cine :) Seguro que por lo menos se te abraza :D
Me alegro mucho que te haya gustado. Un saludo Dani ;)

Gracias Alvaro. Y gracias por no hacer trampa, que hay que dejar algo para los demás, jejeje :D

Dakrosalina, la pregunta del chocolate le corresponde más a Sophie. De hecho hay un hilo en HomoScience sobre eso mismo, así que si quieres puedes pasarte por allí a continuar con el hilo.

Un saludo para todos

Anónimo dijo...

Hay que corregirlo entonces, ¿no Carlos? ¿Quitamos los Delfines?

Carlos Lobato dijo...

Correcto Héctor, estaría bien quitarlos, puesto que sigo sin encontrar ninguna referencia. Saludos! ;)

Anónimo dijo...

Bueno, ya está cambiado Carlos ;) Gracias Darkrosalina por avisarnos.

Unknown dijo...

Hola, quisiera recomendar este blog sobre presentaciones de amor. Sólo presentaciones de amo, poemas románticos y mucho más. Espero que lo disfruten.

http://amor-authorstream.blogspot.com

Anónimo dijo...

De nada ;D

MarcGM dijo...

MUY BUEN POST!! // Todo muy bien estructurado!!

PD: Bueno, el link de Taringa de las fotos de los animales lo han quitado.

Pero todo lo otro, me a encantado.

:)