Muchas de las plazas que hay por nuestra geografía, sobre todo en el sur, son un ejemplo típico de plaza de albero, con los márgenes enlosados, con vegetación arbórea en los arriates que la rodean, con bancos alternados entre ellos y con la típica bandada de palomas correspondiente. Dos ejemplos de este tipo de plazas son la de la Corredera en mi pueblo,
Arahal o ciertas partes del enorme
Parque de María Luisa en Sevilla (conocido como el
Parque de las palomas). También son de albero las plazas de toros.
Albero de la Plaza de la Corredera en Arahal (Sevilla)
Hay gente que opina que
por tradición hay que mantener las plazas de albero, y
dejar que los niños jueguen, se ensucien y se revuelquen en él, mejor que tener plazas ajardinadas o enlosadas, sin pensar en que el albero puede suponer un pequeño problemilla de salud. Debido a esto y en la entrada que preparé para
el otro blog en el que colaboro, pensé en hacerla extensiva al Museo de la Ciencia, y aquí está el resultado tras modificarla convenientemente.
Lo primero será conocer algo más sobre el
albero, del cual no hay mucha información en la red, aunque siempre algo se encuentra: El albero es un material sedimentario, de origen orgánico y de color amarillento-anaranjado, que se obtiene de un tipo de roca
caliza, la
caliza nummulítica, que procede de los restos de conchas de
nummulites, un tipo de
protozoos foraminíferos, con una concha de
calcita,
aragonito y raramente
sílice, procedente de la zona de
los Alcores, en Sevilla, aunque también se puede encontrar en la cuenca del
río Amarillo en China.
Se podría pensar que al igual que ocurre con algunos tipos de arenas, ricos en sílice, la exposición prolongada al albero y su consecuente respiración podría provocar
silicosis, una grave enfermedad crónica e irreversible que afecta a profesionales que trabajan con este material, por ejemplo en la metalúrgica, cerámica, minería, mármol, vídrio..., pero por esa parte
podemos estar tranquilos, puesto que, como comenté en el párrafo anterior, la sílice es un elemento que raramente aparece en el albero o está en cantidades mínimas.
Pero hay otro problema y viene dado por uno de los elementos biológicos de las plazas: me refiero a las palomas, ya que son unas aves que se han convertido en las últimas décadas en una plaga urbana en nuestros pueblos y ciudades. A pesar de su apariencia más o menos agradable y su buena reputación (paloma de la paz, palomas mensajeras,
palomas de dibujos animados...), son una plaga más, como pueden ser las cucarachas, las ratas o las termitas
. Aparte de esto no es raro que se acerquen a los humanos más de la cuenta, puesto que han perdido el miedo a las personas y no dudan en robar comida o dar picotazos a los incautos paseantes que se acercan a dar de comer a las '
palomitas'. Y no digamos ya, si te bombardean con sus fétidas deposiciones... Por supuesto, con esto no quiero decir que los humanos tengamos más derechos que las ratas, las cucarachas o las palomas... pienso que, simplemente, somos especies que competimos por el mismo espacio y recursos... y por motivos de higiene, digamos que no es muy conveniente compartir hogar con estos animalitos...
Palomas en la Plaza de la Corredera en Arahal (Sevilla)
Las palomas que habitan en nuestras ciudades y plazas pertenecen a la especie
Columbia livia domestica, una subespecie procedente de las
palomas bravías domesticadas. La domesticación se llevo a cabo por el hombre hace cientos de años, pero hoy en día éstas viven en estado semisalvaje, conviviendo con nosotros, perfectamente adaptadas al transformado medio urbano.
Antes de continuar me gustaría dejar claro, que
los problemillas de los que hablo NO son graves ni quiero crear alarmas innecesarias, simplemente pretendo informar de una pequeña cuestión que se plantea con la unión de estos dos elementos de los que estamos hablando: albero + palomas.
Palomas en la Plaza de la Corredera en Arahal (Sevilla)
El excremento de las palomas se va mezclando poco a poco con el albero y pasa a formar parte de éste, ya que es difícil de limpiar, sin eliminar también el albero, lo cuál supone que cuando se levanta polvo y éste queda en suspensión en el ambiente, puede pasar a nuestros pulmones (tanto el material arenoso, como las deposiciones de las palomas). Y entrar en contacto con excrementos de palomas puede representar un
pequeño riesgo para la salud. Existe controversia respecto a la cantidad de enfermedades que la paloma puede transmitir a los humanos, pero más o menos podemos hablar de que existen unas 30 enfermedades transmisibles desde estas aves a nosotros, y unas 10 transmisibles a otros animales domésticos. En términos de salud pública, las
zoonosis de mayor importancia son
criptococosis,
aspergilosis,
salmonelosis,
listeriosis y
estafilococosis, que pueden ser transmitidas a través del aire o de sus excrementos. Otras tres enfermedades un poco más extrañas asociadas con los excrementos de las palomas son: histoplasmosis, criptococosis y psitacosis:
- La
histoplasmosis es una enfermedad causada por un hongo que crece en los excrementos de las palomas, que puede pasar a nuestro sistema respiratorio, aunque solo en casos de alta exposición puede causar infección. Es una enfermedad que a veces no da síntomas y cuando los muestra son los mismos síntomas que una gripe, con lo que la gente se confunde. Las personas inmunodeprimidas si corren más riesgo de padecer los sintomas. Y cabe decir que la enfermedad no se puede transmitir de persona a persona.
- La
criptococosis es otra enfermedad por hongos asociada con los excrementos de las palomas, aunque también es muy poco probable que las personas sanas resulten infectadas aún a niveles altos de exposición, pero, como en el caso anterior, hay un riesgo importante de infección por tener el sistema inmunológico debilitado.
- La
psitacosis (también conocida como
ornitosis o
fiebre del loro) es una rara enfermedad infecciosa, producida por bacterias, que afecta principalmente a loros, cacatúas y periquitos, pero también puede afectar a otras aves, tales como las palomas. Cuando los excrementos de estas aves se secan y son transportados por el aire pueden ser inhalados por las personas y enfermar. En los humanos, esta enfermedad bacteriana se caracteriza por fatiga, fiebre, dolor de cabeza, sarpullido, escalofríos y a veces neumonía. Los síntomas se presentan aproximadamente 10 días después de la exposición y su tratamiento consiste simplemente un antibiótico común. Las personas con mayor riesgo de contagio son dueños de aves, empleados de tiendas de mascotas, veterinarios, y personas con el sistemas inmunológico debilitado.
Mi pequeña Marta persiguiendo a las palomas en una plaza de albero
A pesar de todo esto, yo soy el primero que seguiré llevando a mi pequeña a la plaza de la Corredera, o al
Parque de las palomas a que corra y juegue con otros niños, y yo mismo me sentaré allí para acompañarla, pero intentaré que se ensucie, toque o respire la mínima cantidad de albero posible, mientras sigan campando a sus anchas por allí, las
simpáticas y adorables palomas...
Marta con las palomas al fondo.
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Fuente de las imágenes:
-
La Ciencia de la Vida.
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Nota: Esta entrada es una versión ligeramente modificada de la que publiqué en
El blog de Arahal y ha sido revisada, amablemente, por
Sohpie.
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Fuentes:
-
Wikipedia.
-
Educared.
-
Noticias Educared.
-
NYC Health.
-
Fueraplagas.
-
Scielo.
-
Ingeniero ambiental.
-
Llueven croquetas.
-
El blog de Arahal.
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