Cuando comienza el parto, en la mayoría de los casos la mujer siente la expulsión del tapón mucoso y unas leves contracciones que al principio se dan muy espaciadas entre sí, 20 minutos, para luego ir aumentando en intensidad y frecuencia. Al llegar al hospital se coloca un camisón y se tumba en la cama, donde el obstetra y la comadrona le realizan una ecografía para saber en qué posición viene el bebé ( si va de cabeza, de nalgas o está atravesado) y así saber si el parto será natural, por vía vaginal, o será necesario realizar una cesárea. Luego se le realiza un tacto vaginal para comprobar el estado del cuello uterino, que conforme se va acercando el momento de la salida del bebé se va acortando y dilatando. En las madres primerizas primero se da el acortamiento y luego la dilatación, es lo que se conoce como borramiento del cuello uterino. En las madres que han parido con anterioridad, ambos fenómenos se dan a la vez, de manera que esa fase del parto se agiliza y hace mucho más corta.
Para controlar que el bebé está bien, se le coloca a la madre un cinturón con una serie de electrodos en la barriga. Con ellos se vigila la frecuencia cardíaca fetal y si hay alteraciones. Se prepara a la madre realizándosele un enema de limpieza, un rasurado de la zona genital y más adelante, cuando la salida del bebé es inminente, se le coloca la anestesia epidural o regional.
Cuando el cuello uterino tiene 10 cm de dilatación, comienza el periodo de expulsión o salida del feto. Se coloca a la parturienta bocarriba en una camilla, con las piernas elevadas y colocadas sobre dos soportes. La razón es facilitar la labor del obstetra, que puede maniobrar con mayor facilidad y rapidez en caso de que haya complicaciones, mientras que quienes están en contra afirman que si se dejara a la mujer estar en cuclillas el parto sería menos doloroso, más rápido y menos problemático. La mujer tiene la necesidad de empujar para ayudar a la salida del feto, es un acto reflejo que se desencadena al encajarse su cabecita en la pelvis materna y comenzar a salir. Justo en ese momento, cuando asoma la cabecita por el canal del parto, se lleva a cabo la episiotomía, un corte que se realiza en el perineo con el fin de agrandar la abertura vaginal y evitar roturas o desgarros espontáneos por no la distensión que implica el paso del feto. Se realiza por sistema porque se afirma que es preferible un corte limpio fácilmente suturable a un desgarro, aunque sus detractores señalan que en la mayoría de los casos es absolutamente innecesaria y a veces conlleva problemas y secuelas. La incisión es medio-lateral para evitar que se extienda el corte hasta el ano e impedir la afectación del esfínter anal, y se coloca la mano en el periné, sosteniendo con fuerza, para aliviar en parte la tensión y para evitar desgarros.
¿Y qué pasa durante el parto? Al asomar la cabeza del feto, se le sujeta y ayuda a realizar su movimiento de salida con rotación, se le ayuda a sacar primero un hombro y después el otro y por último sale el resto. Se liga y se corta el cordón umbilical y se le enseña a la madre, para luego llevarlo a una mesita con un foco de calor, en la que se termina de limpiar al recién nacido y se le realiza el test de Apgar para comprobar que esté bien. Mientras tanto, se espera a la salida de la placenta, proceso que se llama alumbramiento, y se comprueba que está íntegra y en buenas condiciones, que no han quedado restos en el útero. Se cose la episiotomía poco a poco por planos o capas y se llevan a la madre y al recién nacido a una habitación tranquila donde se vigilan las primeras horas postparto.
Poco más queda que contar sobre el parto, una vez que se comprueba que todo va bien y la madre está en condiciones de marcharse a casa, se les da de alta y se les cita para las revisiones de la cicatriz de la episiotomía y del estado del bebé, el calendario de vacunaciones, etc :)
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